A esa hora ya había mucha gente en
En definitiva, todo parecía ser “un día normal”. Pero es El aire, es quien siente que “algo” podría pasar… Tal como las veces en las que
El aire en uno de sus tantos soplidos ahogados, recorre hasta la altura de
De pronto, algo le dice que mire hacía abajo nuevamente y trate de dilucidar si la mancha sigue allí. De este modo el viento asoma su nariz hacía su objetivo, ¡Se asombra! La mancha ya no es mancha, está en movimiento, no es un animal, no es un avión ¡Es un hombre!
El viento mira hacía el cielo extendiendo sus amplios brazos como buscando una explicación. Y no la encuentra. Vuelve a mirar y se enfurece, piensa cómo es posible que un ser humano ose a llegar a las alturas de
Mientras, Jacques sigue subiendo con su objetivo claro y a cuestas pretendiendo enviar un saludo de fuerza al pueblo chileno. Abajo la gente está congregada en
En su mente no siente miedo, arrepentimiento ni mucho menos vergüenza por el acto que está cometiendo. Ya muchos le han dicho que está loco, no obstante, Jacques sigue subiendo a través del metal del edificio utilizando sólo sus manos y piernas, el cuerpo que Dios le dio.
¿Lo dejaré subir?, pregunta El viento angustiado y a la vez enfadado con el hombre. Por lo que trata de contener su furia y cuando al hombre le resta poco decide dejarlo a las manos de Dios, al Omnipotente amo y dueño de las fuerzas de la naturaleza y el Hombre. Ya que, no soporta la idea de cargar con la muerte de aquel ser humano.
Ya en la cúspide Jacques siente su corazón zangolotearse debajo de su pecho, mira hacía abajo todo lo recorrido, está sorprendido y no puede dejar jadear… De pronto voltea, y distingue a gente vestida de verde con cara de disgusto. Lo estaban esperando allá arriba, justo donde pensaba que no habría nadie y dónde según él podría tocar las nubes del cielo.
1 comentarios:
Acerca del francés loco
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